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Wednesday, March 12, 2014

THE SUNDAYS - Breve tregua entre Locura y Pop





Hablar de pop es quizá adentrarse en un género infravalorado, es quizá adelantar cualquier juicio objetivo para menospreciar en si un género que lastimosamente carece de credibilidad. Cierto, están los múltiples trabajos prefabricados y sus ramificaciones que tanto dañan a la música y que tanto han confundido a generaciones enteras que buscan la aceptación por medio de ídolos disfrazados de marionetas.
Pero realmente que es el pop? Es un sonido simple? Un género para las masas? Un género carente de imaginativa? Al igual que el rock, el pop ha sido maltratado y desvirtuado en mucha mayor medida. No se me ocurre otro ejemplo más contundente que esta banda para hacer un juicio más a fondo sobre las múltiples bondades del género, también en el undergroud se sufre (y mucho) de falta de propuestas en sus canciones y se cae una y otra vez en la sobreexposición de las mismas melodías e ideas pomposas pero carentes de ingenio. The Sundays son la cara opuesta, son la frescura e ingenuidad que hasta el día de hoy no deja de emocionarme con todo y su marcado beat noventero (gracias).

Hablando de líricas…



Palabras como amor, odio, perdón, desilusión son tópicos, pero su fuerza radica en el contexto que son desarrolladas por la voz siempre angustiada de Harriet Wheeler, una tremenda vocalista que ejecuta las composiciones de David Gavurin de forma insuperable, tiene la facilidad de conmover a cualquiera aun sin estar realmente seguros del significado en su discurso. 

No pretendo hacer un estudio bibliográfico sobre su obra, más bien intentare exponer solo una pieza por cada álbum ya que créanme (si deciden hacerlo) será un placer ir descubriendo cada uno de los temas sin prejuicios que mis torpes palabras puedan provocar.



Llegaba la ambigua década de los 90 y así su primer disco (Reading, Writing and Arithmetic).Como olvidar aquel impacto al escuchar por vez primera Heres where the story ends? No era la música más conmovedora que hubiera oído, tampoco la más armoniosa, no era la voz más femenina o sensitiva que hubiera escuchado, era todo eso en una sola pieza hablando de dejar (y superar) una terrible sucesión de momentos, era tratar de salir de un momento difícil adentrándose en tus cualidades personales, era reprocharse los errores que uno mismo provoca. Era simplemente una canción perfecta (y no era la única) y había llegado como todas las cosas buenas de la vida, es decir, inesperadamente pero jamás por coincidencia. Sus acordes mayores con sus ligeras variaciones me mostraban caminos poco transitados, sus guitarras acústicas de ahora en adelante seria marca registrada e influencia eminente para mí. Estaba feliz, volvía a creer en la aparente simplicidad y había dejado los acertijos para otros momentos, a veces solo hay que sentir las cosas y apreciar su honesta belleza… Si el pop carece de emociones genuinas entonces The Sundays son inclasificables dentro de este género Amen




Tras un moderado éxito tratándose de un artista expuesto por los medios como pop; llega su segundo disco (Blind 1992) y con el la confirmación, la materialización de una banda con la envidiable facilidad de hacer temas personales y musicalmente más experimentados. Quizá no sea un disco tan sorprendente como el primero pero no demerita en su calidad, de aquí tomare la frenética Goodbye, una delicia más del lado del Dream y del Synth, no hacía falta pero con temas como este estaba claro que habían sobrepasado el lastimado estigma de los detractores (Actualmente creo que les dicen Trolls). Aplaudido por la crítica y por una generación de jóvenes que sufrieron (me incluyo) una sobre exposición al romanticismo propio de la década, la sólida vocalización final de la canción es evocadora y provocativa, es alegre y agria. Las guitarras cargadas de chorus y reverb asemejan a lo conseguido por otra gran agrupación de la época como coctea twins, pero abordado de forma más transparente para los oídos comunes. La letra era mucho más ambigua que las contenidas en su obra previa, Goodbye era la palabra más sugestiva y pronunciada de forma que al escucharla pudiera sentirse un enjambre de emociones en el estómago, no podía (puedo) dar una coherente explicación del porqué…




Una larga ausencia y una gran espera para muchos de sus (ahora sí) crecientes admiradores, una banda que se había convertido en algo así como un culto, pero que no podía tacharse de esa forma pues a fin de cuentas en el colectivo se les había promovido como pop (que odioso es eso de etiquetar). La crítica parecía renuente, decían que poco o nada había cambiado en su propuesta tras 5 años de espera, pero como todo lo bueno solo el tiempo mostraría el real alcance de una obra maestra (Static and Silence 1997). 
Lo primero que salta a la vista es la temática guitarrística del disco, quizá por ello sea mi favorito. El abanico de técnicas utilizadas es poco digerible y contrasta con el hecho de que es casi imperceptible, es decir, como distinguir un efecto phaser de flanger de un chorus creando híbridos muy sutiles, bueno no indagare en cosas técnicas, pero es sin duda un ejemplo de cómo tocar con modulaciones y sacar lo mejor de ellas.
 Las letras regresan a su inicial y aparente simpleza, a su existencialismo accidental, figuras instrumentales con guiños de protagonismo en todas las canciones, emociones en un exquisito frenesí. Así lo deja claro desde un inicio el tema de bienvenida Summer Time, un canto lleno de ilusiones como si estuviera redescubriéndose el amor adolescente, un arreglo de metales envidiable, más que perfecto para la pieza que en cada compas estalla en gritos de éxtasis y felicidad, una ensalada de flores afrodisiacas cuyo sabor estaré recordando (espero) por décadas. Mas piezas como esta le hacen falta a la música popular que tiene en su real y más grande exponente al cuarteto de Liverpool (jamás olviden que son un grupo pop) 






A veces hay que estar atento a los sonidos más elementales, a veces hay que buscar donde aparentemente no hay nada más que encontrar y dejar los prejuicios a un lado, no hay etiquetas, no hay gustos culpables, solo gustos que nos definen y emocionan. Es como cuando temes a declarar tu amor a una chica(o) por temor a que te digan que es fea(o), tal vez es la más horrible del mundo para muchos y quizá la más bella para otros, es así de simple, en la música hay lugar para todo menos para mentalidades invalidas



Un extra… 

Efusivas guitarras con las que palidecen los músicos que se asumen como virtuosos… no entremos en detalles, 3 notas a veces son suficientes y les garantizo estaremos de regreso en los entrañables 90´s